El principio básico del entrenamiento de fuerza en general y en HIST en particular, es el principio de adaptación. Debemos de incrementar, o bien la intensidad, o bien las cargas recibidas por nuestro sistema muscular para que nuestro cuerpo, y dejando pasar el tiempo adecuado, para su recuperación, genere una súper compensación, que dé cómo resultado un aumento de la fuerza y tamaño muscular.
Ya encontramos en relatos de la antigua Grecia, dónde se cuenta cómo Milón de Crotona, un atleta griego que gano en lucha en los juegos olímpicos 6 veces consecutivas, comenzó a entrenar para las olimpiadas levantando y llevando sobre sus hombros un ternero cada día alrededor de Crotona. A medida que pasaba el tiempo, el ternero iba creciendo, y de este modo el peso que Milón portaba era cada vez mayor.
Durante principios del siglo XX, Alan Calvert, escribió el libro “La verdad sobre el levantamiento de pesas”, dónde recomendaba el uso de barras y mancuernas para practicar la misma progresión que hacía Milón en la antigua Grecia. Pero lo llamativo, era que ya recomendaba sesiones de no más de 30 minutos de duración, con alta intensidad, así como también difundía la completa pérdida de tiempo que suponía hacer ejercicio “aeróbico”.
Bob Hoffman, nacido en 1898, y fundador de The York Barbell Company en 1932, recomendó métodos de entrenamiento, en los que la carga debería moverse de forma lenta y controlada con 10 segundos por fase concéntrica y 10 por fase excéntrica. También defendía el trabajo isométrico, todo unido siempre, a una alta intensidad y a valorar los periodos y días de descanso para la recuperación.
Se crearon rutinas de entrenamiento en la época, con una frecuencia de 2 días por semana con fantásticos resultados de los culturistas de aquellos tiempos.
Todo esto viene dado, porque lo que nos ha llegado a nuestros días, herencia del señor Weider, va unido a una tonelada de dosis de anabolizantes, y hormona que han dado por válido métodos que de otra forma no hubieran tenido tanto éxito.
Arthur Jones, el auténtico precursor de lo que hoy conocemos como HIST, tuvo la mala fortuna de crecer como empresario e investigador sobre el entrenamiento de fuerza, en época de los hermanos Weider. La fortuna que movían los Weider en suplementos nutricionales, batidos proteicos, era tal, que permitía fichar a los mejores culturistas de la época. Culturistas que evidentemente tendrían que seguir las directrices de entrenamiento de Weider, culturistas que evidentemente estaban bajo los efectos de los anabolizantes.
Por otro lado Arthur Jones, el cual era políticamente incorrecto en sus continuas declaraciones, y con muy malas formas, dejaba en muchas ocasiones como “idiotas” a todos los que no seguían sus principios, y esto evidentemente le paso factura. La industria se alió con Weider, y eclipsó los magníficos estudios científicos como el experimento Colorado, o las pruebas realizadas en la escuela de marines de West Point. De hecho el llamarse industria del fitness, es lo que rompió las reglas del juego. Es mucho más rentable que lo usuarios de un gimnasio acudan con más frecuencia a entrenar y consuman de esta forma más batidos y suplementos.
Arthur Jones, ajeno a toda esta historia, y siendo multimillonario, llegando a estar el entre los 400 hombres más ricos del mundo, siguió con todo esto con verdadera dedicación. El inicialmente venía del comercio de animales exóticos, pero su locura le llevó a ser el creador de la primera máquina de gimnasio actual que hoy conocemos. La primera Nautilus, y concretamente una máquina Pullover.
Arthur estaba en la convicción de que las barras y mancuernas eran excepcionales herramientas para ejercitar la musculatura, pero no cesó en su empeño de crear máquinas que facilitaran la incursión muscular, y se adaptaran a la capacidad muscular de la forma más precisa posible.
Inventó de esta forma la leva excéntrica, leva que se utiliza en las buenas máquinas de entrenamiento para generar una resistencia variable, y de esta forma abastecer al músculo durante el entrenamiento, y en cada punto del movimiento articular, de la resistencia justa y necesaria, y de esta forma poder llegar al estímulo del fallo muscular positivo sin los inconvenientes de un peso libre o una máquina mal diseñada.
Todo esto no hizo más que empezar. El éxito de la venta de sus máquinas de gimnasio fue aplastante, y se extendieron por todo el territorio de EEUU. Arthur, en el empeño de seguir divulgando y estudiando la “intensidad e infrecuencia” del entrenamiento con cargas para el éxito del mismo, siguió con una investigación más profunda, y se rodeó de gente brillante como Ken Hutchins, biomecánico que trabajó con él, y más concretamente en la universidad de Florida donde se investigó en profundidad sobre los beneficios del trabajo con resistencias a velocidades lentas.
Uno de los mayores logros fue el descubrimiento de los grandes beneficios del trabajo de fuerza ante la osteoporosis. Además el trabajo de fuerza unido a la seguridad que proponía un movimiento lento y controlado, hacía que el público supuéstamente “frágil”, “mujer post- menopáusica con osteoporosis u osteopenia”, se viera favorecido por de estos principios de entrenamiento.
Pero Ken Hutchins quería ir más lejos y tuvo grandes encontronazos con su “jefe” Arthur Jones, ya que Ken pretendía reducir todavía más la velocidad de ejecución en los ejercicios con la intención de poder atender a toda esta población con huesos y articulaciones frágiles.
Esto chocaba realmente con Arthur porque en el fondo, aunque pudiera estar de acuerdo con las propuestas de trabajar a velocidades más lentas, y no con el protocolo 2/4 de Nautilus, Arthur sabía, que la tecnología que en aquellos momentos había, no estaba tan avanzada como para ofrecer máquinas con mínima fricción y que garantizaran un trabajo súper lento. De 10 segundos por fase concéntrica y 10 por fase excéntrica, sin que el exceso de fricción fuera un verdadero problema
Así que separaron sus caminos y Ken empezó a investigar por su cuenta, e incluso desarrolló con más gente, Ren-ex, una empresa dedicada también a la fabricación de maquinaria para fuerza con una magnífica biomecánica, y la menor fricción posible.
Arthur, en 1986 vendió Nautilus, y fundó Medx, dónde ahora sí con mejor tecnología creó maquinaria con menor fricción, y una gran biomecánica. Entre sus trabajos más exitosos está el desarrollo que hizo de toda la maquinaria para el trabajo analítico de columna. Realizó miles de estudios y análisis, que son sin duda de referencia en el estudio del entrenamiento de alta intensidad.
Paralelamente a la evolución de Nautilus con Arthur Jones al frente, una serie de culturistas famosos en aquellos años siguieron sus indicaciones en cuanto a intensidad y frecuencia de entrenamiento, y más concretamente Mike Mentzer, un culturista que era considerado en la época, como un Culturista Filósofo, y de gran referencia, tanto por sus magníficos resultados como competidor, como por sus charlas y conferencias sobre entrenamiento.
Mike se alió con las ideas de Arthur, y creó su propio sistema de entrenamiento, el tan conocido Heavy Duty, sistema de entrenamiento muy parecido al Hist de hoy en día, con la salvedad de que además de que no era tan refinado y escrupuloso en las formas, seguía con la tendencia de las rutinas divididas promovidas por Weider.
Con este sistema, el mejor culturista de los años 90 Dorian Yates, y de la mano de Mike Mentzer como mentor, consiguió llevar el sistema de entrenamiento a todos los rincones del planeta.
Pero ¿cómo nace HIST? Pues HIST, nace del refinamiento de todos estos protocolos. Tanto Arthur por un lado como Ken por otro, fue desarrollando un protocolo más medible, más seguro, y más eficaz.
Entre otras cosas HIST defiende el trabajo más clínico o minucioso, el registro de tiempos bajo carga, repeticiones obtenidas, y a ser posible, valora un entorno sin distracciones, bien aireado, y con una temperatura adecuada. Es decir, busca la fórmula idónea para poder llevar cada entrenamiento al máximo de intensidad posible, y bajo todas las premisas que favorezcan a este y eviten cualquier tipo de lesión y distracción.
Mide todo milimétricamente. Así que si has llegado hasta aquí, tienes que entender que llevar un registro minucioso de tus sesiones, y ser lo más refinado posible en cada uno de tus entrenamientos, dará como resultado no sólo tu mejor versión, sino que tendrás datos e información para poder hacer los ajustes precisos y necesarios para que sigas progresando.
Ya sabes un poco más sobre la evolución del trabajo de fuerza y una de sus evoluciones a día de hoy. Esa evolución y refinamiento da como resultado el HIST que puedes conocer actualmente a través de esta web. Si te ha gustado este artículo gracias por compartirlo.
Me ha parecido muy interesante el artículo y cada día me acerca más al convencimiento de que este método es el más seguro y fiable, y poco a poco se notan los resultados
Gracias