1.Tienes derecho a comer como quieras

Cuantas veces te has planteado empezar a comer de forma más saludable, has acudido a una comida con amigos, y al final has pedido lo que realmente no tenías pensado por el qué dirán, porque has pensado, “voy a ser el rarito”. Pues debes plantarte en tu sitio, y si es necesario mandar al carajo a más de uno. Mal amigo va a ser, aquel que va a juzgarte por elegir una ensalada en lugar de un plato de callos, o el típico que te mete caña por haberte pedido un agua, en lugar de cerveza. Pues ya es hora de que priorices lo que realmente quieres, a lo que realmente tienes derecho, a elegir todo en tu vida, y en este caso a elegir lo mejor para tu salud.

Es tu decisión y posiblemente no haya sido nada fácil tomarla. Si has decidido comenzar con unos nuevos y saludables hábitos nutricionales debes estar dispuesto a hacerlo con firmeza. Y si de verdad estás con la fuerza de voluntad y determinación suficiente como para enfrentarte a este reto, adelante.

Sí, sin duda un reto al fin y al cabo, no solo por renunciar a muchos placeres del paladar, sino también por enfrentarte a ser posiblemente juzgado por tus compañeros de mesa, que no entienden que te pidas unas verduras y un segundo plato a la plancha, cuando tenías la oportunidad de comerte una magnífica paella, y un helado con virutas de chocolate de postre. Repito lo que he dicho antes, si es necesario tendrás que enviarlos al carajo.

Es complicado, pero lo primero que debemos de tener claro es que hemos tomado una decisión, y que nuestros derechos asertivos deben estar por encima de todo.

Piensa en estos compañeros de trabajo que van todas las mañanas al bar y se piden para su desayuno un croissant a la plancha y un café con leche. Te verán pedir una tortilla de un par de huevos con jamón y un café solo, y te preguntarán  “¿todos los días desayunas un par de huevos?, !!qué triste!!”, cuando realmente es tu opción, tan válida como comer todos los días un croissant a la plancha, pero con la diferencia de que tu opción es saludable.

Además te vas a convertir en un abanderado de los buenos hábitos, y lo más probable es que alguno de tus compañeros de mesa, al ver la determinación que tienes en desechar las opciones, en principio más “llamativas y sabrosas”, aprendan, y quizás hasta decidan plantearse cambiar sus malos hábitos. Con lo que habrás hecho un doble trabajo, proteger tu salud, y abrir la mente de los demás.

Toma la decisión comenzar de una vez por todas con tus nuevos y saludables hábitos alimenticios, y te aseguro dos cosas. Una, que no va a ser fácil, y otra, que estoy convencido de que lo conseguirás.

2. Busca la mejor opción de restauración

Gracias a internet tenemos la posibilidad de ver las opciones cercanas de restaurantes, bares, comida para llevar, supermercados de comida saludable, etc.

Sin ir muy lejos, en google maps, tienes la oportunidad de con tan solo introducir la palabra “resturante”, ver las distintas opciones que tienes cerca de tu trabajo, o lugar donde te encuentres.

Tan sencillo como empezar a hacer una criba y elegir las opciones más saludables o que estén más alineadas con el enfoque de dieta que estés llevando. Si eres vegetariano, está claro que es bien sencillo, quizás lo complicado estará en aquellos que comen también carne y pescado en su dieta. Una vez tengas localizados los restaurantes,  podrás ver las reseñas que han ido dejando los clientes, y de esta forma ver que opciones se pueden ajustar mejor a tu plan nutricional.

No descartes nada, porque hasta en un restaurante de comida rápida podríamos negociar la comida, y eliminando muchas veces, los panes, salsas, azúcares, y procesados tomar una comida más o menos decente y saludable.

Por mi experiencia personal no van a ponerte demasiados problemas en la mayoría de los restaurantes, y será posible negociar cambios en sus menús o carta. Digo menú porque muchos posiblemente no podrán permitirse comer a diario a la carta. El que pueda y quiera hacerlo es un afortunado porque le resultará todavía más fácil.

Yo personalmente tiro bastante de restaurantes tipo Wook, pero siempre lo primero que hago es pedir permiso para ver el tipo de buffet que ofrecen  y poder ver la variedad y  calidad del producto.

Otros aspectos, como que tengan brasa, y que el aceite de plancha sea de oliva, son factores determinantes a la hora de elegir esta opción. También os digo que yo personalmente suelo hacer 3 comidas diarias, como bastante por mí peso corporal y me resulta una opción óptima calidad precio para mis necesidades.

3.Negocia con el restaurador, y agradece el servicio prestado.

Ya tienes elegido el restaurante, al menos has hecho una pequeña criba y tienes en orden varias prioridades. Ahora lo mejor será presentarnos en el establecimiento y preguntar por el encargado, cocinero, o responsable. Nunca se sabe por dónde podemos tener nuestro mejor aliado a la hora de negociar los cambios en el menú.

Puedo contaros un anécdota realmente curiosa que tuve hace ya algunos años. En aquella época competía en físico culturismo,  tenía a 2 semanas del campeonato la boda de un familiar. Pues casualidades de la vida, que el mismo cocinero jefe era ex-culturista, y no solo me preparó un menú 100% a la medida, sino que me enseñó todas la instalaciones de su restaurante.

Esto no te va a pasar siempre evidentemente, pero siempre puedes tener algún aliado entre  los trabajadores de un restaurante que lleven un plan de vida saludable, vayan al gimnasio, se cuiden, y entiendan tu situación y te lo pongan más fácil.

Yo particularmente a la hora de negociar, si por ejemplo lo que quiero es una segundo plato con más cantidad, lo primero que hago es decir que me cobren lo que sea preciso, y con la respuesta que me den, veré si me compensa o no.

Si conseguimos el éxito en nuestra negociación, “que  te aparten las guarniciones, te permitan comer añadiendo por tu cuenta las salsas etc.etc”solo nos quedará una cosa aparte de disfrutar de nuestra comida, y es agradecer los servicios que hemos recibido. Porque es de buen nacido ser agradecido.

4.Añade tu extra a tu menú, pidiendo siempre permiso.

Una opción que tenemos a la hora de que nuestro menú fuera de casa “evidentemente sin tupper”, es poder llevarnos al menos alguna guarnición o pequeño plato que pueda completar nuestro comida, y hacer que sea casi al 100% de nuestro gusto. Te pongo  varios ejemplos para que entiendas de qué estoy hablando.

  • Si eres de los que en su plan nutricional tiene una cantidad importante de proteína en esa toma del día, bien podrías llevarte los polvos de una proteína whey para completar el valor proteico de esa comida.
  • Si acabas de entrenar y ves que las opciones de carbohidratos no te satisfacen, podrías llevarte de casa alguna patata o batata asada envuelta en papel de plata.
  • Si estás acostumbrado a tomar unos frutos secos de postre, no va a ser muy complicado llevarte un puñado y tomarlos al terminar tu comida, o una pieza de fruta si es que no tienen esa oferta en el menú.

Estos solo son tres de las variadas y  pequeñas opciones que podrías llevarte, y poder compartir mesa con más comensales. Puede que sea algo embarazoso para algunos el sacar comida en la mesa, pero como ya te dije en el primer consejo, tienes que tener bien claro tus derechos, y pasar de los comentarios, y por supuesto pedir permiso a quien corresponda del servicio de empleados del bar o restaurante en el que te encuentres.

5.Céntrate en la opción de menú menos procesada posible.

A la hora de elegir de la carta tenemos que utilizar el sentido común,  y pensar en el plan que habríamos hecho en nuestra casa, o nos hubiéramos preparado en un tuuper, para que sea lo más parecido al mismo.

Ensaladas, verduras, arroz, o patatas si son asadas y sin salsas añadidas, estofados, carne a la plancha, guarniciones como setas, trigueros, pimientos, legumbres con verduras etc.

Tenemos que ver todo con detenimiento, y valorar que es lo que más se va a aproximar al menú original que haríamos en casa.

Recuerda que en el consejo anterior teníamos los extras, es decir que puedes contar con ellos para cubrir las posibles carencias de tu menú.

Pregunta al camarero, siempre es posible que tengan comida preparada sin mezclar con salsas, e incluso puede que te puedan añadir una tortilla francesa para sumar, por ejemplo más proteína a bajo coste. O que la guarnición del segundo plato sea distinta a la que ofrecen en su carta y te puedan hacer algún cambio.

Siempre vas a tener posibilidad de hacerlo bien, estoy convencido.

6.Evita los aperitivos, guarniciones como rebozados y fritos, o por lo menos elige bien.

Si tienes la típica comida con entrantes, tienes que valorar si el resto de la carta va a cubrir tus necesidades. Si no lo va a hacer, es posible que puedas permitirte algún que otro aperitivo. Mis favoritos y permitidos en casi todos mis planes nutricionales serían encurtidos, pepinillos, vinagres etc., siempre eso sí, que no sean agridulces, ya que el azúcar deberíamos evitarlo a ser posible. Todos estos entrantes evidentemente sin pan, a no ser que lo permitamos como excepción como comentaré más adelante.

A la hora de pedir un segundo plato, en la mayoría de las ocasiones siempre va acompañado de algún frito, rebozado, o incluso el mismo filete o pescado lo está. Recuerda que tienes que pedirle al camarero que te cambie esas patatas fritas o croquetas por unas setas, pimientos, etc. o si el pescado o carne inevitablemente son rebozados, que puedas rascarlos y retirarlos.

7.Para beber agua

Todos tus compañeros se están tomando un vino, o una cerveza. Pues bien, si esta visita al restaurante es parte de tu posible 20% semanal de comida libre, quizás puedas tomarlo, pero tendrás que sacar cuentas si van a ser muchos los días que vas a cometer este pequeño pecado. Sobre todo porque suele ser más fácil terminar de liaarla y hacer mal el resto la comida cuando rompemos el buen hábito desde el principio, como por ejemplo con una bebida que en principio no está permitida en nuestro plan.

Mi recomendación personal es que si has de tomarte un vino, hazlo en aquella comida que realmente has decidido que a va a ser la excepción en tu plan nutricional.

Si has decidido como estoy seguro que harás, de que vas a descartar esas bebidas y refrescos te doy mi consejo. Bebe agua, pero no encharques tu comida. Así que ya sabes, es preferible beber en abundancia si lo necesitas, pero fuera la misma comida. Esto favorecerá tu digestión. Una opción que utilizo bastante es pedir agua con gas antes de comer junto con los aperitivos, y ya de coña comentarte que si le pido al camarero hielo y  una rodajita de limón, más de uno se piensa que estoy tomando un Gyn Tonic : D

8.El pan mejor no, pero….

Una de las cosas más complicadas para muchos es poder eliminar el pan de su dieta. Pero hemos venido aquí para hacer lo mejor posible las cosas, y en esta ocasión vamos a renunciar al mismo, pero podemos tener una pequeña excepción.

Imagina que acabas de terminar de entrenar, y esta es la siguiente comida que vas a hacer. Podrías incluir el pan como una alternativa a la carga de hidratos posterior al entrenamiento si es que tu plan lo indica así. Prefiero evidentemente un arroz blanco, o unas batatas o patatas asadas, pero si no tenemos otra opción podríamos utilizar este recurso.

Si eres de los que en su plan tiene una cantidad importante de hidratos en esa comida, mi recomendación es que veas el resto de opciones, y si lo que te ofrecen no cubre tus necesidades podemos utilizar este pan, o puede incluso que tengan otras opciones, como integral, masa madre, espelta, centeno, etc. Ya sé que no es nada común en restauración pero cómo dije en el segundo consejo igual has podido acudir a un restaurante de comida saludable, y tengan estas opciones disponibles.

Y para ser social con el medio ambiente y rematar la faena, si definitivamente no vas a comerte el pan, no lo tires y podrás dar de comer a los pajarillos o a las palomas.

9.Café, infusión y postre

Hemos terminado de comer, hemos cumplido nuestro objetivo de comida lo más parecida posible a lo que hubiera sido si la hubiéramos cocinado nosotros mismos. Llega el momento del postre, café o té.

Dependerá de si tu  plan permite el postre o no. Si lo permite tendrás que elegir la fruta, cuajada, yogur, fruto seco, u opción que se aproxime más a lo que ya tienes en tu plan. Si por el contrario no tomas postre, siempre podrías cogerte la fruta, como un posible snack a mitad de tarde o directamente llevártela a casa. Si está incluida en el precio, no la desprecies, que no estamos para ir tirando el dinero. Ya es más que corriente pedir un tupper para que te guarden la comida que sobra y nadie se va a lleva las manos a la cabeza.

Si eres de los que toma una infusión o café, y sigues uno de mis planes, sabrás que lo ideal para mí es que no endulces tu infusión, y evites tanto el azúcar como los edulcorantes. Pero si eres de los que necesitan endulzar, has podido ser precavido y llevar encima tu sobrecito de stevia, o incluso puede que el restaurante lo tenga.

Como hemos dicho antes con el pan, imagina que acabas de entrenar y te puedes permitir el azúcar incluso o una chorrada de miel. Todo esto dependerá de lo que tu plan nutricional ponga, pero está claro que opciones aquí las tienes todas, así que elige la que mejor te convenga.

10. Tomate tu tiempo

Recordarte que todo lo que hemos hecho, desde elegir el sitio adecuado, negociar los platos, añadir extras a nuestro menú, cambiar las guarniciones, elegir agua para beber y eliminar el pan, serán potenciadas al máximo si además no tomamos la calma necesaria para comer.

Sí, tómate tu tiempo para masticar, para disfrutar de cada bocado. Comer sano y comida no procesada no está reñido con comer sabroso, así que a deleitarse con nuestros pequeños bocados. No comas grandes porciones, come pequeñas ganchadas, o cucharadas, y tómate tu tiempo para masticar y saborear. El principio de una buena digestión está en tu boca, y es necesario que tu saliva y dentadura trituren bien los alimentos que vas a ingerir.

Disfruta de tu infusión, si es que has decido tomarla, y reposa tu comida. Si has acudido en coche al restaurante,  un truquito puede ser recostarte de 10 a 15 minutos con el asiento abatido para digerir esa pequeña somnolencia después la comida.

Espero que te sirvan estos 10 consejos, y si quieres compartir alguno de los tuyos puedes hacerlo en los comentarios de este mismo artículo.

Y como siempre te pido, si te ha gustado mi artículo compártelo, gracias.

 

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