¿Eres de los que se pega un atracón y a continuación se mete una paliza corriendo, se monta en la bici, o se pega dos clases dirigidas en el gimnasio, pensando que va a compensar las calorías de más que ha ingerido?
Si eres uno de ellos, te doy una buena noticia, “ahórrate el esfuerzo”.
Está más que demostrado científicamente que el gasto energético provocado por la actividad física no es tan alto como la mayoría de la gente piensa. De momento tenemos que analizar bien de dónde sacan esas calorías quemadas, tanto los pulsómetros que usamos a diario, como las pantallas de las máquinas de cardio de los gimnasios.
Todos estos aparatos no te aclaran que lo que están sumando a las supuestas calorías que consumes, son las calorías basales que ya estás gastando sólo por el hecho de respirar. Esto nos hace sacar la calculadora y darnos cuenta que no es oro todo lo que reluce.
Si resulta que tienes un metabolismo que consume en reposo unas 1800 kcal, y lo dividimos para las 24 horas que tiene el día, nos dan 75 kcal por hora que ya tendríamos que restar a las calorías que aparecen en la pantalla. Piensa también que estas máquinas, o mejor dicho sus fabricantes, nos tienen que vender una ilusión. Crees que eres capaz de trotar en una cinta de correr, ver en pantalla que has consumido 700 calorías en 1 hora, y sobrevivir!!!!. Si fueran tantas las calorías que quemas durante una hora hubiéramos tenido verdaderos problemas para sobrevivir en época de escasez de alimento.
Ya ves que no es oro todo lo que reluce. Ahora piensa, ¿no será más sencillo el ahorrarse esa cervecita con un pincho de tortilla, que ya suma unas 400 kcal, y utilizar el tiempo que has usado en la cinta, bicicleta, elíptica, para tareas más productivas?
Si lo que quieres realmente es mejorar tu condición física mejorando principalmente tu composición corporal, te animo a que sea lo que comes y cuanto comes, lo que haga el verdadero y eficiente trabajo, para la quema de grasa. Piensa lo sencillo que es solo abrir la boca para comer cualquier cosa que normalmente tendrías en un bar, y el sacrificio en tiempo que tendrías que dedicar para quemar esas mismas calorías. No estoy diciendo que el ejercicio no las queme, eso es evidente, simplemente digo que es más sencillo directamente dejar de comer.
Efecto rebote.
Ahora piensa en esas personas que a día 1 de enero, deciden ponerse en marcha con la misión de quemar esas chichas de más. Se compran unas buenas deportivas, una equipación runner, y a correr millas, después de haberse visto al menos un pequeño tutorial de cómo enfrentar las primeras salidas.
De momento el sacrificio es bastante interesante. Dolor muscular, no porque el hecho de correr sea muy efectivo a la hora de ejercitar nuestros músculos, sino más bien porque nuestra técnica es tan pobre al principio, que nuestros músculos trabajan con nuevos ángulos, y además son poco eficientes. Sumado a esto, los primeros días vamos a procurar ser también coherentes con nuestra nueva situación y vamos a llevar un poco de control en nuestra nutrición diaria.
Genial, hemos empezado a obtener resultados, y esto solo nos cuesta salir casi a diario, en el hueco en el que tengo todo organizado en mi agenda, para al fin soportar frío, calor, lluvia, viento, o lo que se tercie. Esto es tan endorfínico, tan gratificante, me encuentro tan bien, que me animo a sumar más kilómetros a mis salidas, ¡qué digo!, me apunto a carreras populares, y ojo conmigo que en nada me planto en una maratón.
Todo esto suma, y suma, y evidentemente las calorías consumidas suman, y si las que ingieres son inferiores a las que consumes irás perdiendo peso.
¿Pierdes peso o pierdes grasa?
Estamos bajando kilos, y nos vemos con alguna talla menos en nuestra ropa. Es fantástico esto de la actividad física. Solo tengo que invertir unas 10 a 20 horas semanales. Puede que os parezcan muchas horas, pero no lo son tantas para aficionados al triatlón, o aquellos locos del gimnasio que hacen 3 horas diarias de clases.
Pero al grano, ¿de verdad piensas que lo que has perdido solo es grasa?. Te sorprenderías de la cantidad de músculo que has tirado por el camino, de la cantidad de impactos que han soportado y seguirán soportando tus articulaciones si no bajas el volumen de tus entrenamientos.
Si pierdes músculo, estás directamente atacando a tu motor quema grasas, estás ralentizando tu metabolismo, y esto no es nada bueno, y lo sabes.
Ahora llega lo que nunca tenía que pasar, que son una de estas dos circunstancias.
- No tengo más tiempo, me aburre, o me canso de salir a correr.
- Me lesiono y tengo que dejar colgadas mis zapatillas por un tiempo.
Tenían que llegar, y si no te han llegado todavía ninguna de estas dos situaciones es que eres verdaderamente afortunado. No obstante, no quiero desanimarte, pero si estás en este lío, más tarde o temprano llegarán.
Resulta quieras que no, la actividad física que practicabas, te permitía comer de una determinada manera, es decir, te permitía pequeños lujos alimenticios, o simplemente te dejaba comer sin controlar demasiado el qué comías y cuanto comías. Estabas disfrutando de ver como las tallas de ropa bajaban y tu estrés mental desaparecía cada vez que salías a dar unas zancadas.
Pero ahora mismo no creo que pienses en recortar tu alimentación, así que ¡sorpresa!, os kilos que perdiste, poco a poco van empezando a recuperarse, y no precisamente en forma de tejido muscular, sino en grasa, ya que has estado entrenando de una forma tan poco intensa para tus músculos, que tu cuerpo ha preferido desprenderse de él debido a que es muy caro de mantener, recuerda que tu metabolismo va unido a tu masa muscular.
Nos encontramos ahora con el panorama de que pasadas unas semanas hemos cogido más kilos en báscula de los que perdimos durante nuestra etapa de runners, y además esos kilos son de grasa, y además mi horno metabólico está afectado porque tengo menos masa muscular.
Reflexión.
No quiero que me mal interpretes, si te gusta correr, hazlo, si te gusta competir, hazlo, pero sopesa todo lo que acarrea un exceso, como funciona nuestro organismo y el peaje que tendrías que pagar si exclusivamente tu inversión en actividad física va en torno al ejercicio tradicionalmente llamado cardiovascular.
Mi recomendación es que si lo haces, añadas un programa de fuerza, y regules, o planifiques de nuevo tus entrenamientos. Piensa en la norma “más no siempre es mejor”, y si haces más fuertes tus músculos, correrás mejor, te protegerás ante posibles lesiones, y en definitiva estarás más sano, y llevados al punto de tener que abandonar, que el volumen/calorías no sea tan alto como para estar esclavo siempre de esta situación.
Si además, eliges el mejor sistema, y el que te hará invertir menos tiempo para conseguir unos músculos fuertes y un metabolismo más activo, si eliges eficiencia, si eliges un método basado en Hist, tendrás todo lo que necesitas, y sobre todo tiempo para otras cosas, aunque sean salir a correr ; D.
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Hola Kike, quieres decir que si entrenas a baja intensidad y perdiendo peso, ¿parte de ese peso perdido es masa muscular que pierdes?
El músculo es un bien caro de mantener, y por tanto necesitamos enviar la señal de que es necesario. Si trabajas intenso y con cargas el cuerpo entenderá que es necesario para tu supervivencia, y por tanto procurará mantenerlo y nutrirlo. Si por el contrario, el ejercicio es de baja intensidad, el músculo como tal no es tan necesario, y como es caro de mantener, nuestra fisiología hará que sea más prescindible y por tanto se desprende de él con mayor facilidad que si realmente lo necesitaras. Es un tema de supervivencia.